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Señores de Mediaset, aceptamos como experimento social emitir la enésima edición de Gran Hermano. Hasta vemos normal la cantidad de programas basados en el morbo y en vivir los problemas de otros. Qué decir del eterno cotilleo de Sálvame, Sálvame Deluxe y Sálvese quien pueda. No me gustan, pero me toca comprender que ayudan a quien tiene demasiadas horas que matar delante de una televisión y no quiere cansar su neurona con un capítulo de Redes o viendo TED online. Pero este programa es denunciable.

A mí, ninguna de las maravillas anteriores me aporta lo suficiente como para dedicarles tiempo. Sin embargo, acepto avergonzado los buenos resultados de audiencia que se consigue televisando problemas ajenos. Digo avergonzado por lo que significa que el morbo gratuito sea el alimento diario de millones de cabezas en este país. Desde el punto de vista del negocio, entiendo que se trata de dinero (sorprendente, ¿verdad?). Y con el dinero parece que nunca importa el cómo, sólo importa conseguir más. En este caso se trata de aumentar audiencias y a más audiencia, más pagarán los anunciantes.

Pero no todo puede valer. El programa Hijos de Papá sobrepasa límites que no deberían ser violados. Resulta incoherente y desafortunado ver, en Noticias Cuatro, que una señora se suicida cuando va a ser desahuciada, que hay pueblos sin atención sanitaria por falta de dinero, que el paro está en 6 millones, que hay cientos de miles de familias sin ingresos de ningún tipo… y después, en la misma cadena, emitir a esta cuadrilla de hijos de p… (papá, obviamente) gastándose 300.000€ en una compra y diciendo que no tocan una barandilla por si la ha tocado gente corriente. Niñatos que «necesitan» varias sesiones de spa semanales para recuperarse del estrés de las compras. Compras que ascienden a 20-30 mil euros mensuales en ropa. Prepotentes, sibaritas, exclusivos… así se definen estos sinvergüenzas que no titubean en decir públicamente que no quieren a sus padres, que les chantajean emocionalmente sólo para conseguir más de sus tarjetas de crédito. Una casa de 2,5 millones de euros por el cumpleaños de la rusita. Un yate de 800.000€ para la andaluza por sus 18. Un Ferrari o un Lamborgini para otro figura que ya se ha cansado de su deportivo actual. Malcriados que no saben si quiera abrir la botella de champán con virutas de oro que se beben cualquier tarde, porque siempre se lo han hecho sus asistentes personales.

Llora porque no le gusta esa agua mineral

Llora porque no le gusta esa agua mineral

Hijos de papá es una apología del derroche, de la ingratitud, de la monetarización de la familia… vamos, una joya. Un contraejemplo de los valores que deberíamos intentar transmitir a nuestra juventud. Explícales tú a estos personajes el significado de prójimo, de respeto, de amor. Es un formato muy desafortunado siempre. Pero hoy en día, con la que está cayendo, pasa de desafortunado a denunciable. Es otro asqueroso ejemplo del todo vale. Invito a los señores de Cuatro a que pregunten a una de esas familias que diariamente emiten en los informativos. Una de tantas que malviven con una pensión de 420€ para abuelos, hijos y nietos. Que les consulten a ver si les ayuda para desconectar de la realidad encontrarse con esta pandilla de desgraciados (forrados, pero desgraciados) que ante la pregunta «Qué es para ti tu padre?», responden «Dinero». ¡Qué pena! Pero pena me dan a mi que actualmente tengo tranquilidad económica. Ahora imaginad lo que pensará esa familia. Apuesto a que no les ayudará a olvidarse de sus problemas, a que tampoco sentirán pena, ni tan si quiera morbo. Más bien, sentirán asco, desprecio y muy probablemente, odio.

Señores de Mediaset, no estamos en el mejor momento para transmitir odio a la sociedad. Reflexionen. Feliz 2013 y pidamos todos a los Reyes un poquito de sentido común.