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Todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta.

La pública es la que todo el mundo conoce. Está formada por nuestros contactos personales y profesionales con quienes pasamos un porcentaje muy alto de nuestro tiempo, lo que hace que, a menudo, la confundamos con nuestra vida real. Nuestra vida privada es la formada por la familia y amigos más íntimos. Nos ofrece descanso, ocio, diversión y, sobre todo, nos llena con amor. Sin embargo, es la vida secreta la que
genera nuestra fuerza vital
, es donde se guardan los sueños que no nos atrevemos ni a compartir por miedo a que nos traten de locos.

De esta vida secreta nacen nuestras pasiones y todas las aspiraciones. Son tus objetivos, sueños e ilusiones. Es la esencia de nuestro ser. Es lo que nos mantiene estables en caso de recibir un golpe en nuestra vida pública o en la privada. Hay que buscar en nuestra vida secreta para saber qué es lo que realmente queremos hacer en la vida y trabajar con determinación para conseguirlo. Una vez que consigues trabajar en esa pasión, sientes que aprovechas cada instante de la vida, esto es vivir en plenitud. Lo que haces te llena, disfrutas de la vida al máximo y sólo ves las cosas buenas que te rodean. Te sientes con confianza total, agradecido y atraes más situaciones positivas.

Si buscas dentro de ti, si encuentras esas motivaciones que te mueven, te darás cuenta de que tú también puedes vivir una vida propia, basado en lo que te emociona. Y es que el mundo se mueve por emociones. No nos mueve nuestra capacidad intelectual, sino nuestras emociones. Por eso hay que alimentar a diario nuestra vida secreta, soñando, sintiendo lo que quieres llegar a ser. Es necesario viajar al fondo de nuestro corazón, hacer un trabajo de introspección y encontrar lo que realmente nos motiva; eso que nos hace tener ganas de pasar tiempo inmerso en esa actividad, madrugar para continuar con ese proyecto.

Puede parecer poco convencional, pero involucrar a la emoción en nuestras decisiones no es un acto irracional, ni irresponsable, ni es tarea fácil. Decidir desde la emoción, por encima de la razón, implica escuchar tu interior, lo que más te importa en la vida, por eso no es fácil. Recuerda que nuestra vida secreta es la esencia de nuestro ser. Ahí estamos solos, ahí nacen las ideas y proyectos que después trasladaremos a nuestra vida privada y/o a la pública.

Intenta no dejarte llevar por la inercia del día a día y revisa tu interior. Una vida secreta rica y saneada, enriquecerá tu vida pública y privada.