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Vivimos en un país en el que ser un político corrupto está casi aceptado por la sociedad. Cada poco se destapa el «Caso X» de turno y la lista de políticos imputados crece cada mes. Hace unos años Aznar nos metió en una guerra con motivo de unas armas de destrucción masiva que no aparecieron ni en Google. Más recientemente, Zapatero y compañía nos intentaron ocultar una crisis que todavía no hemos digerido. Ahora tenemos a Rajoy aplicando todas esas medidas que hace unas semanas prometió que jamás tomaría (o mintió, o no tenía ni idea de cómo actuar, o las dos juntas). ¿Os suena que alguno de estos personajes públicos, sustentados con vuestro dinero y el mío, se hayan disculpado públicamente por sus errores? A mí, no. Eso sí, excusas todas.

El Rey sí se ha disculpado. Y era necesario hacerlo. España atraviesa un momento lo suficientemente delicado social y económicamente como para cometer errores de este tipo. Su imagen y la de todo el país se han visto dañadas por la situación. Sin embargo, no entiendo que nos indignemos más y dediquemos más fuerzas a criticar al Rey por su salida a cazar (elefantes, no nos desviemos) que por cualquiera de los hechos anteriores que han ido dinamitando el país durante la última década.

Respecto al hecho en sí de la caza, voy a aprovechar para dar tres datos y aclarar ciertos aspectos:

  • Especie protegida: en Botswana el elefante no parece que esté amenazado. De hecho, un plan administrativo propuesto en 2008 incluye la posibilidad del sacrificio selectivo.
  • Finalidad: de lo cazado, el cliente se lleva el trofeo. Los nativos utilizan después la carne cazada para alimentarse. Es más, su país vecino Zimbabwe ha planteado recientemente utilizar la carne de elefante para alimentar a los presos.
El elefante de la discordia

En cualquier caso, la obligación de un Jefe de Estado es dar una imagen ejemplar y no la ha dado. En alusión a otro escándalo en la Casa Real dijo en su último mensaje navideño: «…las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar». Ha fallado, pero no nos empachemos con noticias más bien morbosas como éstas, cuando en paralelo nos están recortando derechos que hemos tardado décadas en conseguir.

Conclusión: bastantes asuntos serios tenemos en España como para desviar la atención hacia el elefante de la discordia. ¿No te parecen de mucha mayor relevancia la reforma laboral, el re-pago sanitario (porque ya pagamos) y los recortes de 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación? A mí esto sí que me preocupa.