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Este es mi primer cumpleaños sin el abuelo. Con mi abuela, mi padre, mis hermanos, tíos, primos, pareja, amigos…pero sin el abuelo. Y como sé que a él lo que le gustaba era sonreir y no llorar, voy a recordar la forma tan entrañable que tenía de felicitarme.

Era llegar a casa el día 6 de abril y en lugar de decirme «Felicidades secretario!» (así me solía llamar), lo primero que hacía el abuelo era preguntarme:

– ¿Cuántos haces? ¿21, 22?

– Abuelo, por Dios, pero cómo voy a tener 22, hago 28!

Siempre me quitaba un montón de años… Yo, entraba al juego y así seguía el vacile:

– Cómo vas a hacer 28, si no tienes ni barba…¿ya has visto alguna foto mía con tu edad?

Una vez me soltaba tres o cuatro de ésas y nos reíamos, empezaban las historias:

– Pues yo con 28 años ya me casé con tu abuela, era el año 51 y me vine de Astillero (Cantabria). Empecé a trabajar en Luzuriaga, era jefe del taller de modelos, tenía 20 personas a mi cargo: delineantes, etc. Trabajábamos de lunes a sábado y luego por la noche iba a otro taller para ganar un poco más…Fíjate cuántos años te saco que me jubilé el año que tú naciste!

Y así pasábamos un rato muy agradable, yo escuchando y él disfrutando de alguien que le escuchase, algo que no cuesta dinero pero que a menudo cuesta demasiado encontrar.

El abuelo y yo en la Zurriola

Saber que fue un buen portero de fútbol, que compartió en la mili oficina con Zarra y eso le llevó a jugar con los Gainza, Panizo y Zarra en el campo de Deusto. Saber que cuando él era más joven y jugaba de portero, un niño de 10-12 años conocido como Gento, le tiraba unos penalties después de los entrenamientos del Guarnizo (Cantabria). La historia de cómo fue con dos amigos andando de Astillero a Madrid…Hoy, que ya no puedo tenerle reclinado en su sofá en esa postura inconfundible, soy consciente de lo que agradezco esas charlas y el haber tenido la precaución de apuntar en el iPhone a modo de nota las anécdotas que me contaba.

Hoy celebro mi cumpleaños en compañía de personas que también quiero muchísimo, de las que intento disfrutar al máximo los momentos que comparto y de las que seguro que tengo muchas historias bonitas que escuchar y de las que aprender. Pero las aventuras del abuelo son las aventuras del abuelo. Salud!